Unión Europea legisla sobre cigarrillo electrónico

El cigarrillo electrónico sale por fin del limbo legal. La nueva directiva del tabaco, aprobada el miércoles pasado por el Parlamento Europeo, introduce por primera vez disposiciones específicas para regular un mercado que se ha disparado en los últimos años (hasta siete millones de usuarios en la UE) sin un marco legislativo que lo controlara.

La normativa establece dos opciones para los fabricantes: o presentarlo como productos medicinales –una ayuda para dejar de fumar, como si fueran parches de nicotina– y acatar las estrictas leyes que rigen para los fármacos, o someterlo a la legislación que limita la venta y publicidad de los productos del tabaco.

La industria ha peleado por esta segunda opción. Someterse a las leyes de los medicamentos implica demostrar científicamente cualquier reclamo terapéutico, incluido el que afirma que estos dispositivos ayudan a dejar de fumar. Según el Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo (CNPT), dos de cada tres usuarios consumen las dos cosas.

El sector nunca ha ocultado que prefiere someterse a la regulación del tabaco aunque eso suponga restricciones. Sobre todo porque la directiva europea sólo impone límites en cuanto a la venta a menores, etiquetado y publicidad, dejando a los Estados miembros la decisión de los espacios en los que se permite su consumo. La industria, por encima de todo, quiere evitar restricciones en bares, restaurantes y locales de ocio.

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