Samuel L. Jackson también vapea

Metido en la piel de un superhéroe de Marvel, conserva el misterio y la intensidad de hace 20 años, cuando 'Pulp Fiction' lo convirtió en una estrella tardía. Activista contra el racismo y votante de Obama, Samuel L. Jackson es ahora un 'indignado'.

El móvil, en una mano; un cigarrillo electrónico, en la otra. Así se distrae Samuel L. Jackson en una habitación de hotel en Los Ángeles. A sus 63 años, es lo que el tópico define como un dandi. Pero a él nunca le toca hacer ese papel en el cine. Su especialidad es el tipo duro que encadena tacos al cual sublimó en Pulp fiction o Jackie Brown.

Ahora, Jackson vuelve a ponerse en la piel del espía Nick Fury, al que ya interpretó en Iron Man y su secuela, Los Vengadores. A Jackson le han correspondido los galones de líder en un reparto lleno de estrellas como Robert Downey Jr., Scarlett Johansson o Chris Hemsworth.

Cuentan que las juergas del rodaje en Nuevo México fueron antológicas. «Yo miraba mientras todos bebían subraya con una mueca. No bebo». A finales de los 80 se tomó su última copa (y su última raya de cocaína). Caprichos del destino, nada más acabar la rehabilitación hizo de cocainómano en Fiebre salvaje. Aquella cinta de Spike Lee lo puso en el mapa. Hoy, 21 años después, es el actor más taquillero de Hollywood. La recaudación de todas sus películas supera los diez mil millones de dólares.

Antes de ser una estrella, sin embargo, Jackson fue activista por los derechos civiles. Fue expulsado de la universidad por retener a los miembros del consejo universitario y coqueteó con el black power. Un agente del FBI advirtió a su madre que su hijo estaría muerto en un año si no cambiaba de aires, y ella lo mandó a Los Ángeles. A Jackson no resulta fácil hacerle hablar... ni sonreír. Es tan intenso y enigmático como sus personajes. O quizá más.

Fuente: http://www.finanzas.com/xl-semanal/magazine/20120513/samuel-jackson-obama-valiente-2531.html

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