¿Qué es el consumo dual y por qué puede ser un riesgo oculto para los vapeadores?

En el contexto de la reducción de daños por tabaquismo, el vapeo ha emergido como una alternativa considerablemente menos perjudicial en comparación con los cigarrillos combustibles. Sin embargo, no todos los usuarios de cigarrillos electrónicos abandonan por completo el tabaco. Muchos mantienen el hábito de fumar mientras incorporan el vapeo a su rutina diaria, una práctica conocida como consumo dual.

A simple vista, podría parecer una transición razonable o una etapa intermedia hacia el abandono total del cigarro. No obstante, el consumo dual presenta riesgos particulares, tanto a nivel individual como en términos de percepción pública y evaluación de políticas de salud. En este artículo exploramos qué es el consumo dual, sus implicaciones, por qué puede convertirse en un obstáculo para dejar de fumar y cómo abordarlo eficazmente.

¿Qué es el consumo dual?

Definición técnica

Se denomina consumo dual a la práctica de usar simultáneamente productos de tabaco combustibles (como los cigarrillos convencionales) y productos de nicotina no combustibles, como los vapeadores o cigarrillos electrónicos. El término también se ha utilizado para describir la combinación de tabaco con otras alternativas como parches de nicotina, snus, tabaco calentado, entre otros. Sin embargo, en el contexto actual de reducción de daños, el enfoque principal recae sobre la dualidad entre fumar y vapear.

¿Qué tan común es?

Estudios globales muestran que una porción significativa de los vapeadores adultos aún fuma cigarrillos. Por ejemplo, en países como México, más del 60% de los usuarios de vapeadores también reportan consumo reciente de tabaco, lo que indica un alto grado de consumo dual, especialmente entre quienes comienzan a vapear sin apoyo o guía informativa.

Riesgos del consumo dual

1. Persistencia de los daños del cigarro

Uno de los principales problemas del consumo dual es que no elimina los daños asociados a fumar. Aunque vapear es considerablemente menos dañino que fumar (entre un 90% y 95% menos según Public Health England), incluso una baja frecuencia de consumo de cigarrillos puede mantener riesgos cardiovasculares y respiratorios elevados.

Referencia: Benowitz, N. L. (2010). Nicotine addiction. New England Journal of Medicine.

2. Subestimación del riesgo real

Al incorporar el vapeo, algunos usuarios sienten que están tomando una decisión “más sana”, lo cual es cierto si se deja el cigarro por completo. Pero si se continúa fumando incluso de forma esporádica, los beneficios del cambio se diluyen y pueden incluso fomentar una falsa sensación de seguridad.

3. Dependencia mantenida por conveniencia o entorno

Algunos consumidores duales alternan según el contexto: vapear en interiores y fumar en exteriores, por ejemplo. Esta flexibilidad puede perpetuar la dependencia psicológica y social del cigarro, haciendo más difícil el abandono definitivo.

4. Evaluaciones negativas en salud pública

El alto número de usuarios duales puede sesgar las estadísticas sobre los efectos del vapeo, ya que si se reportan enfermedades o síntomas, a menudo no se distingue si se deben al vapeo, al cigarro o a ambos. Esto alimenta campañas anti-vapeo basadas en información confusa.

¿Por qué ocurre el consumo dual?

1. Transición incompleta por falta de información

Muchos fumadores que comienzan a vapear no reciben asesoría clara sobre cómo sustituir por completo los cigarrillos, y simplemente combinan ambos productos esperando que su salud mejore.

2. Niveles inadecuados de nicotina

Al elegir un vapeador con poca nicotina, el fumador no logra la satisfacción que obtenía con el cigarro, y por ello recurre nuevamente al tabaco. Este es un error común que lleva al consumo dual innecesario.

3. Factores emocionales y sociales

El cigarro tiene componentes rituales y emocionales (despertar, después de comer, con café, en reuniones sociales) que el vapeo no siempre sustituye de inmediato. En consecuencia, se mantiene el hábito dual como forma de compensar esa carencia simbólica.

Cómo superar el consumo dual

1. Ajustar el nivel de nicotina al perfil del usuario

Un cambio exitoso requiere que el vapeo proporcione una satisfacción similar a la del cigarro. Elegir un dispositivo y un líquido con una concentración adecuada de nicotina es fundamental, especialmente en las primeras semanas.

2. Establecer un plan de sustitución total

Aunque el vapeo puede empezar como una herramienta complementaria, debe haber un objetivo claro de abandono total del tabaco. Un enfoque estructurado (día límite para fumar el último cigarro, reducción paulatina, o sustitución inmediata) es clave.

3. Identificar y romper patrones psicológicos

Lidiar con los “gatillos” del cigarro es vital: ¿fumas por estrés? ¿por aburrimiento? ¿por costumbre? Identificar estos patrones y sustituirlos conscientemente por el uso del vapeador o incluso por actividades no relacionadas con la nicotina puede marcar la diferencia.

4. Buscar apoyo comunitario o profesional

Foros, grupos de apoyo, o incluso asesoría médica especializada en cesación pueden ofrecer el acompañamiento necesario para consolidar el cambio. La comunidad puede ser un gran refuerzo positivo.

Conclusión

El consumo dual es una etapa frecuente pero no ideal en el camino hacia la reducción de daños por tabaquismo. Si bien vapear representa una mejora significativa frente a fumar, los beneficios solo se consolidan si se abandona por completo el cigarro.

Comprender los riesgos del consumo dual, identificar sus causas y actuar estratégicamente es fundamental para transformar el vapeo en una verdadera herramienta de salud pública. No basta con reducir el daño: el objetivo final debe ser eliminar la causa principal, que es el cigarro.

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